Por esto, la psicología integral se fundamenta en la naturaleza multidimensional y multinivel del ser humano y su entorno, contemplando su condición de un ser planetario con la capacidad de autoconciencia y autoobservación; devolviéndole así el poder de decisión y acción a la hora de tratar una condición, molestia o des-equilibrio. Además de reconocer la cualidad espiritual (sentido de vida) de todas las dimensiones que componen la realidad humana y de su potencial evolutivo.

​

Desde la neurociencia con sus descubrimientos del asombroso fenómeno del cerebro hasta las tradiciones ancestrales con su respeto y evidente conexión con el entorno natural; los seres humanos, hoy más que nunca, nos podemos valer de una integración de estas formas para crear un real bienestar en la vida y en nuestras relaciones. Tanto la ciencia, el arte, la música y la palabra escrita, así como las experiencias visionarias y las disciplinas de conexión, evidencian la necesidad fundamental del ser humano de reconectar; no solamente a lo largo del tiempo, sino en procesos de autodescubrimiento, desarrollo y evolución personal/comunitaria.